Amor filial

Kebi Jiménez Rodríguez · San Sebastián 

Querido papá, cuando leas esto ya conocerás la sentencia. Seguro que nunca pensaste que aquella denuncia podía acabar en un juzgado, que el viejo litigio por las viñas del abuelo te iba a acarrear tanto quebranto. ¡Cómo aporreaste el teclado de aquel vetusto piano de pared al recibir la citación! Pero ya es tarde para rectificar y el globo de odio que has ido inflando durante todos estos años te va a explotar en la cara. Mañana el tío Fernando será el propietario de esas tierras que nunca debieron ser tuyas y la próxima vendimia solo verás de lejos las cepas de garnacha que un día poseíste. Seguro que tampoco pensaste nunca que yo defendería al tío, que tu hijo abogado iba a sacarle la cara a tu propio hermano. Pero papá, si yo he tenido alguna vez un padre ese ha sido el tío Fernando.

 

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