Testimonio de Ernesto

Omar García Sánchez · Plasencia (Cáceres) 

Soy abogado. Lamento que al decirlo así, de improviso, puedan pensar que me doy cierta importancia de celuloide. No sólo lo lamento, lo detesto. Les detesto a ustedes, y a esos pensamientos que habrán nacido inconscientemente en su mente, víctima del síndrome del surrealismo que baña las horas de este siglo. Soy abogado. Si hubiera uno, uno tan sólo, que no hubiera vivificado la escena de un serial televisivo o rememorado afectadamente la imagen de una tragedia en una sala de justicia… Soy abogado, pero ante todo soy Ernesto. Y Ernesto, mientras siga siendo Ernesto, será un hombre con virtudes y defectos, alguien que ama ciertas cosas y detesta otras. A veces genial, a veces reducido por el estrés cotidiano. Pero será un hombre. Y déjenme recordarles algo que aprendí en mis días de facultad: mientras sigamos siendo hombres, existirá la justicia. Esa es mi defensa, Señoría.

 

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