Javier Hernández Lozano

Microrrelatos publicados

  • Revelaciones

    Entérate bien, le dijo, esto es un despacho de abogados, no una ONG. Si quieres luchar por los derechos de los desarrapados vete a la frontera, a morirte de hambre y de asco tramitando asilos para los refugiados de guerra, le dijo. Pero mientras estés aquí, harás lo que yo te diga cuando te lo diga. Y lo que aquí hacemos es bien sencillo: ganamos dinero, para nosotros y para nuestros clientes. Somos abogados, no carmelitas descalzas, le dijo al fin y salió dejando tras de sí el estruendo de un portazo y un penetrante olor a perfume. Bastida, así le llamaban, por su apellido, recogió en silencio sus cosas, ordenó su mesa y abandonó para siempre la firma en la que ambos hacíamos la pasantía. Nunca en mi vida había presenciado tal ejemplo de dignidad y nunca tuve tan claro, como aquel día, qué clase de abogado quería ser.

    | Octubre 2015
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 2