Imagen de perfilLa vieja sirena

María Gil Sierra 

“Siéntete como una sirena”, leí en el panel publicitario que acaban de instalar frente a mi nueva residencia. Bajo las letras, la imagen de una joven arrebatadora jugando con las olas. Sonreí, aparté mis ojos de la ventana y los cerré para soplar las velas de mi supuesto ochenta aniversario. Es lo que aparento. Aunque sigo manteniendo la misma voz fresca y musical, imprescindible para mi subsistencia.

Mientras repartía la tarta, escuché a dos cuidadoras hablando sobre el último naufragio. Conocían a varios de los desaparecidos. Ellas insistían en acusar al capitán, a pesar de que la juez ha decretado el sobreseimiento del caso. Me alegro por él. Es inocente. También me duele la muerte de los tripulantes, pero la vida es así. O ellos o yo. Hoy he cumplido trescientos años. Estoy agotada. Desearía dejar de cantar. Y no puedo. Si lo hiciera, se extinguiría mi especie.

 

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