Imagen de perfilEL ÚLTIMO TREN

Nicolás Montiel Puerta 

Sentado en un banco del andén, ajeno al paso de los trenes que llegan y salen dando cumplimiento aproximado a los horarios que señala el panel del vestíbulo, bajo un reloj perpetuamente atascado en las seis y diez. Claudio, con su chaquetón azul marino y su gorra mal ajustada, no repara en los pies apresurados de los viajeros, concentrado como está en exprimir el auto de sobreseimiento libre, amarillento como sus dedos de fumador empedernido y rebelde. El abogado le dijo que podrían acusar a aquellos malnacidos, que los meterían en la cárcel, que se pudrirían en ella, que el juicio sería sonado… No. Ni juicio, ni cárcel, ni esperanza.
Empieza a llover. Otra vez la tormenta. Su tormenta.
Hoy se cumple el quinto aniversario y su Lucía no se bajará del último tren. Claudio la esperará de todos modos.

 

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