EL ÚLTIMO TREN
Nicolás Montiel PuertaSentado en un banco del andén, ajeno al paso de los trenes que llegan y salen dando cumplimiento aproximado a los horarios que señala el panel del vestíbulo, bajo un reloj perpetuamente atascado en las seis y diez. Claudio, con su chaquetón azul marino y su gorra mal ajustada, no repara en los pies apresurados de los viajeros, concentrado como está en exprimir el auto de sobreseimiento libre, amarillento como sus dedos de fumador empedernido y rebelde. El abogado le dijo que podrían acusar a aquellos malnacidos, que los meterían en la cárcel, que se pudrirían en ella, que el juicio sería sonado… No. Ni juicio, ni cárcel, ni esperanza.
Empieza a llover. Otra vez la tormenta. Su tormenta.
Hoy se cumple el quinto aniversario y su Lucía no se bajará del último tren. Claudio la esperará de todos modos.
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Me gusta esa bruma del desencanto que dibujas, y lo bien que se te dan las historias de perdedores. Un abrazo Nicolás.
Me encantan los perdedores, porque nunca escriben la historia. Un abrazo enorme, pedazo de novelista.
Querido Nicolás,
Ya estaba echando de menos uno de tus grandes relatos de personajes aparentemente pequeños e insignificantes, pero de enorme y gigante trayectoria e historia.
Me quedo haciéndole compañía a ese Claudio (que se me antoja la Penélope de la canción de Serrat) en medio de esa tormenta, aunque me moje… yo, me mojo!!!
Enhorabuena y te mando un gran abrazo, y mi voto!!!
Muxu handi bat
Marta
Pues nos vemos en el andén, Marta, para arropar a Claudio, a Penélope y a cualquiera que lo necesite. No hay que temerle a las tormentas, sino a los paraguas que impiden que nos mojemos. Muchísimas gracias por tu apoyo.
Muxu handi bat zuretzat
Barrabás/Nicolás
Maravilloso, Nicolás, como siempre. Mucha nostalgia y mucha calidad en tu escritura. Me ha llamado la atención la coincidencia en el título con otro de los micros seleccionados. Mi voto y mucha suerte.
Muchas gracias, Juan Manuel. Eres siempre muy generoso conmigo. Lo de la coincidencia no me extraña, la verdad es que es un título muy repetido. Mucha suerte también para ti. Un abrazo
Grande Nicolás. Un micro que sabe transmitir un sentimiento de melancolía y desesperación que me trae recuerdos a tu gran microrrelato «Kabul». Me gusta particularmente el potente énfasis que plasmas en «la tormenta, su tormenta». Enhorabuena y mucha suerte. Un abrazo!
Muchas gracias, Francisco, lo de la tormenta, suya o mía, no lo puedo evitar. Viaja siempre conmigo. Ya te he comentado antes, pero te lo repito: me encanta tu relato. Un abrazo
Qué bien pintas, Nicolás, menudas imágenes te sacas del tintero.
Un abrazo
Si pinto bien es porque me fijo mucho en las pinturas de las maestras de este concurso, entre las que, por supuesto, destacas. Muchas gracias, Margarita. Un abrazo.
Me encantan los pequeños detalles como el del reloj parado o los dedos manchados de nicotina, y el final, demoledor. Enhorabuena.
Muchas gracias, Ignacio. Eres muy amable, y es cierto que a veces, en los detalles, está la historia. Un abrazo
Como siempre, un relato pequeño narrando una historia grande, como tú. Un abrazo y mi voto.
Eres muy amable, Anselmo. Tú sí que eres grande. Un abrazo.
Hermoso relato, muy evocador.
Mi voto incondicional.
Gracias por tu comentario y tu incondicional apoyo, David. Un abrazo
Nicolás, muy bien escrito y contado. Mi voto.
Muchas gracias, Manuel, eres muy amable. Un abrazo
Precioso micro, Nicolás. Visual, acariciante, oloroso, sonoro… Emociones a flor de relato.
Suerte, maestro, campeón.
Un abrazo.
¿Qué es la vida sin emoción, Manuel?… Debería ser obligatorio padecer el Síndrome de Stendhal, al menos en su manifestación menos agresiva. Muchísimas gracias por tu amable y generoso comentario, maestro y campeón tú más, y un abrazo inevitablemente tórrido desde este infierno en la tierra que es hoy Jaén.
Bravo, Nicolás.
Una historia muy dura y genialmente escrita. Imposible no empatizar con Claudio (allí me veo, a su lado en el andén).
Por supuesto, mi voto.
Un abrazo.
Muchas gracias, Gabriel. Cuántos Claudios habrá por ahí, varados en los andenes de la vida. Un abrazo
Enhorabuena por su texto. Transmite mucho en tan pocas líneas.. hay toda una historia detrás que una se imagina al leerlo. Tiene mi voto Nicolás.
Muchísimas gracias por su comentario y su voto, muy amable por pasarse por aquí. Un saludo
¡Y cuántos malnacido se libran como esos!
Muy bien descrito el dolor de un padre ante una pérdida irreparable.
Mi voto y mi enhorabuena.
¡Suerte!
Muchísimas gracias, Lola, por tu comentario y tu voto. Por desgracia, la Justicia no es infalible, aunque debamos seguir intentando que yerre lo menos posibles. Un saludo
Posee algo poético este trabajo. Tienes mi voto.
Muchísimas gracias por tu comentario y tu voto, José Ignacio. Y sí a la poesía, aunque sea la poesía de la derrota, la de los perdedores perpetuos. Un abrazo