Imagen de perfilPULGARCITO

MANUEL MONEDERO GUTIERREZ 

Laura creció muñendo vacas y esquilando ovejas. Nadie le preguntó, ni tampoco rechistaba. Así lo hicieron sus padres, sus abuelos, sus tatarabuelos… y ella debía preservar el negocio.

En su pueblo, Don Eustaquio monopolizaba el tejido empresarial. Sus fábricas peleteras procuraban empleo a toda la población. Reducía así el riesgo de denuncia sobre los visibles vertidos que dejaban las aguas del río impracticables, también para los animales de la granja.

Por las noches, Laura leía cuentos a Lucas, su hermano pequeño. Tras dejarle dormido, relevaba la literatura infantil por su pasión; las novelas sobre abogados. Con el paso del tiempo, renovó la ficción por leyes y manuales jurídicos que devoraba a la luz de un candil.

Hoy Laura cumple cincuenta años y estrena su toga. Juicio medioambiental contra Don Eustaquio. Entre decretos y apuntes tropieza con el maltrecho cuento de Pulgarcito. Lo abre y sonríe al leer: “¡Suerte, hermanita!”.

 

+21

 

Queremos saber tu opinión

12 comentarios