Ilustración: Juan Hervás


APUNTANDO AL FUTURO

Eva María Cardona Guasch · Ibiza (Islas Baleares) 

Acababa el plazo para evitar cumplir condena. La pena: prohibido ver los dibujos animados de la sobremesa. El recurso de reposición ante mi madre había sido desestimado. Mientras comía las últimas croquetas valoraba mis opciones. Un recurso de suplicación acabaría en represalias, por pesado. ¿Manifestación espontánea, con gritos y berreo? No, acumularía otro castigo. ¿Huelga de postre? No, tocaba flan y yo era un niño muy laminero. Entonces, sólo me quedaba olvidar la vía judicial y la alteración del orden público y acudir a una autoridad moral respetada por todas las partes: el Defensor del Niño, el bueno de mi abuelo, que siempre conseguía el reintegro de la paz familiar. Aún sentados a la mesa, le expuse el caso, los hechos, la pena exagerada; manifesté arrepentimiento y propósito de enmienda. Él escuchó, dio breve audiencia a mis padres y dictaminó: ¡este niño será abogado!

 

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