Imagen de perfilLO PRIMERO ES LO PRIMERO

José Luis González Martínez 

Ya sé que muchas hubieran seguido encantadas, pero yo no. Había decidido dejarlo, divorciarme, empezar una nueva vida. Desde que inició su andadura no había parado de ganar pleitos. Veintisiete en cuatro años. Sin ninguna derrota ni empates conciliadores. Hasta la mismísima Naturaleza salía derrotada con él: cero cólicos, cero jaquecas, cero otitis, cero catarros…, jamás le había oído un estornudo. Encima, guardaba en carpetas todas las sentencias que leía expectante cada noche como si estuviera preparando una nueva alegación decisiva. Sentía envidia sana al observar sus movimientos como de bailar charlestón tras dejar visible sobre la mesa otra nueva sentencia triunfal. Pero necesitaba rebelarme, seguir con él sería certificar mi insignificancia. Cuando le planteé divorciarnos, tenía todo pensado: reparto patrimonial, los niños, la manutención… Todavía tiemblo al recordar su respuesta: puedo concederte perder un pleito, Amparo, ni uno más. Mi amor por ti, aunque sobrehumano, no alcanza para dos.

 

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