DERECHO DE ENMIENDA
Eva María Cardona GuaschSiendo de buen comer como era, pensó que la cocina sería una buena ocupación para pasar el tiempo y, de paso, redimirse de las faltas que le habían conducido hasta allí. Como aún le sobraban horas y aptitudes, ganó la confianza de sus nuevos compañeros y no tardó en organizar y gestionar una especie de servicio de asesoramiento legal al que acudían otros internos. Él les escuchaba en actitud amable, atento, arqueando notoriamente las cejas. Luego ofrecía su parecer y redactaba el escrito, instancia o recurso que consideraba adecuado. Más o menos el mismo papel que había hecho hasta entonces, allí fuera. Sólo que ahora no cobraba y no miraba a sus clientes ni con avaricia ni con superioridad. Estando con ellos entre rejas comprendió que todos merecemos una segunda oportunidad.
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Un relato muy humano, preciso y precioso. Enhorabuena y mi voto
Él llegar a reconocer el derecho de enmienda. Podemos cuestionarnos si muchos se lo reconocerán a él.
Suerte, Eva María.
Eso sí que es saber adaptarse a las circunstancias.
Muy bien hilado.
Voto por la función resocializadora de la pena. Has cocinado un buen relato. Suerte.