DERECHO DE ENMIENDA
Eva María Cardona Guasch Siendo de buen comer como era, pensó que la cocina sería una buena ocupación para pasar el tiempo y, de paso, redimirse de las faltas que le habían conducido hasta allí. Como aún le sobraban horas y aptitudes, ganó la confianza de sus nuevos compañeros y no tardó en organizar y gestionar una especie de servicio de asesoramiento legal al que acudían otros internos. Él les escuchaba en actitud amable, atento, arqueando notoriamente las cejas. Luego ofrecía su parecer y redactaba el escrito, instancia o recurso que consideraba adecuado. Más o menos el mismo papel que había hecho hasta entonces, allí fuera. Sólo que ahora no cobraba y no miraba a sus clientes ni con avaricia ni con superioridad. Estando con ellos entre rejas comprendió que todos merecemos una segunda oportunidad.
+5
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.


Un relato muy humano, preciso y precioso. Enhorabuena y mi voto
Él llegar a reconocer el derecho de enmienda. Podemos cuestionarnos si muchos se lo reconocerán a él.
Suerte, Eva María.
Eso sí que es saber adaptarse a las circunstancias.
Muy bien hilado.
Voto por la función resocializadora de la pena. Has cocinado un buen relato. Suerte.
I eventually moved on from Timex for my everyday watch (as evidenced by my other columns), but when we opened our first Sid Mashburn shop in 2007, there was ONE watch I wanted to carry: A Timex Easy Reader. Simple, spartan, and elegant all at once. It was in the display case on day link one and we still carry it today, some 14 years later. It gets the job done without much fanfare, but there’s some swagger to it. And it’s versatile as all get-out. You can wear it with anything!