Imagen de perfilLa arroba terca

JOSE MARIA SANHONORATO VAZQUEZ 

Erase una vez una arroba que, por insistente y terca, se granjeaba la animadversión de un abogado igualmente cabezota. Tal era su necedad que obstinadamente se colaba, con un uso que no le correspondía, en las comunicaciones del Colegio de Abogados. Pero la terquedad del abogado era mayor y no cejó en su empeño de corregir la testarudez de la arroba. Así, cual Quijote asiendo fuertemente su maltrecha lanza y asumiendo su papel de defensor de una razón que en este caso sí le amparaba, cogió la arroba y, escogiendo el verbo más sonoro, la desterró inmisericorde de esas comunicaciones, poniéndole como condición para su vuelta que se incorporase a su uso habitual como símbolo o bien que consiguiese de la RAE el permiso conveniente, como penitencia en período de convalecencia. Y así fue como el abogado salió victorioso al contestar y repudiar justamente el uso incorrecto de la arroba.

 

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