Conciliaciones, las justas
Marta Trutxuelo GarcíaEntreabrió los ojos y, sin previo trámite de audiencia, el que debía ser un despertar sosegado se quebró con el asalto de un litigio, a voz en grito, a los pies de su cama. Con el radar para la investigación aún adormilado, el juez escuchó el conflicto entre los pequeños litigantes. Sus argumentaciones no eran claras, pero entre las pruebas testificales se citó un cola-cao derramado, algunos cereales voladores y un muñeco desmembrado en la fregadera… Pero la mayor disputa se centraba en las condiciones de uso y disfrute de una canoa hinchable. Postularse por una de las partes no resultaba lo más lícito, así que decidió recurrir, previa ingesta de un café, a la negociación. Tras teatralizar una ardua deliberación con la abogada, su mujer, comunicaron a los niños el veredicto: si no recogían la cocina se quedarían sin ir a la playa. La conciliación perfecta, también en vacaciones.
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Muy buenas, Marta, inauguro tu casillero con sumo gusto, porque tu relato es precioso, impecable, como acostumbras. Lo leo y lo releo y no sé por qué me viene a la cabeza la expresión «británicamente exquisito». Pero a mí no me hagas mucho caso, que estoy medio loco.
Muchos muxus.
Marta, un micro muy muy conciliador. Enhorabuena, mi voto y un abrazo. Suerte.
Enhorabuena, Marta. Relato que recoge una realidad cotidiana de las vacaciones.
Ahí va mi voto. Suerte.
Me ha convencido tu audiencia veraniega. ¿Al final habrá indulgencia para los litigantes? Espero que limpien para no tener que recurrir al indulto. Un beso y mucha suerte.
Mucha suerte para ti, Marta. Una historia navideña normal geometry dash breeze y corriente contada con el corazón.