Abogado hasta el final.
Ana Isabel Rodríguez VázquezDe mi despacho al hospital hay 15 minutos y diversidad de proyectos de futuro.
Eso, en el camino de ida, antes de que me informen de forma urgente del resultado de las pruebas.
En el de vuelta, el tiempo parece detenerse, recordando el momento del diagnóstico.
– Fase avanzada. 12 meses.
El doctor ni siquiera trató de fortalecer mis esperanzas, su seguridad fue aplastante.
No siento el suelo bajo los pies. Un zumbido en la cabeza me aísla del ruido del tráfico.
El año próximo pensaba jubilarme, disfrutar de mis nietos, viajar…
El frenazo de un coche me devuelve a la realidad, y pienso en mis últimos clientes . Un grupo de jóvenes afectados por un despido improcedente, que necesitan recuperar sus empleos.
Ellos confían en mí, es mi responsabilidad.
Soy abogado, el deber me llama.
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Espléndido. Un tema vital, tratado de forma brillante. Mi enhorabuena, y mi voto.
Me alegra mucho que te guste, José Luis.
Gracias por tu comentario y tu voto.
Un abrazo.
¡Cuánta razón hay en tu relato! Es increible como nos puede cambiar la vida un diagnóstico. Mucha suerte
Pués sí, Alyne, la vida puede cambiar en un instante, y una noticia tan terrible no aparta a mi protagonista de sus obligaciones…
Gracias por tus palabras. Un saludo.
Dejando de lado el terrible diagnóstico, con ese sentido de la responsabilidad que con tanta precisión describes resulta muy fácil identificarse. Muy buen relato, un cuchillo afilado en la realidad relativa de nuestra cotidianidad. Enhorabuena, mi voto, y un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras y tu voto, Nicolás.
Un abrazo.
Impactante y demoledor, tu relato, Ana!
En pocas líneas nos abofeteas con la dura realidad personal a la que se enfrenta tu protagonista y poco después con la realidad de su vida profesional. La cara y la cruz de un misma vida. Y la responsabilidad por encima de la situación personal. Un ejemplo que aplaudir!!!
Y yo aplaudo tu relato!
Te mando mi voto y un abrazo, como siempre!!!
Marta
Muchas gracias, Marta.
Siempre tan amable con tus comentarios.
Te deseo un buen verano y te mando un beso grandote.
Maldita profesión vocacional. Maldito sentido del deber. Maldito pacto de sangre con el derecho de defensa. Nada, que hay que morir con la yoga puesta y amortajarse con ella.
En fin, así es la vida forense.
Mi voto, Ana Isabel.
Un abrazo.
Toga, que no yoga. Una causa estrés y el otro el nirvana.
Jejejeje¿En que estarías pensando, Manuel?
No es mala idea dejar volar los pensamientos hacia ese plácido nirvana …
Mil gracias por tu simpático comentario y por el voto.
Un abrazo.
Ante la fatalidad el sentido de la responsabilidad. Entristece esa realidad Ana Isabel, pero así ha habido y habrá muchas personas tan buenas como tu relato. Enhorabuena y suerte, mi voto y un saludo.
Si no podemos cambiar la realidad, al menos podemos decidir cómo nos enfrentamos a ella.
Estoy contigo en que , afortunadamente, hay muchas personas como el protagonista de mi relato.
Agradezco mucho tus palabras y tu voto.
Un abrazo, José Manuel.
La cruda realidad. Muy bueno.
Muchas gracias, Juan Antonio.
Un abrazo.
Por desgracia, nadie estamos libres de un diagnóstico desfavorable, y eso en el mejor de los casos, que a veces ni tiempo nos queda para él. Admiro a esas personas que son capaces de seguir, no como si nada, no, sino poniendo más empeño aún en disfrutar de cada uno de sus días sin pararse a contarlos. Conozco a más de uno.
¡Bravo por tu abogado!
Un abrazo, Ana Isabel
Estoy contigo, Margarita, en que hay que ser valiente para seguir luchando después de recibir una noticia tan terrible. Yo también admiro a los que son capaces de conseguirlo. ¡Va por ellos!
Gracias por tu comentario.
Un beso.
La salud es lo primero, o eso nos han dicho siempre, pero también la satisfacción que produce hacer todo lo posible porque otros semejantes mejoren su vida, tanto más cuando se percibe en toda su crudeza lo corta que puede llegar a ser la propia.
Ninguno sabemos cómo reaccionaríamos ante una situación así, pero creo que muchos quisiéramos ser como tu abogado.
Un abrazo y suerte, Ana Isabel
Muchas gracias por tu comentario, Ángel.
Un abrazo.
Está la cosa que arde… Apretaditos todos en la clasificación, con el calor que hace, qué barbaridad.
Tu protagonista, conocedor de que su esperanza de vida es de un año, decide continuar con su vida ignorando el diagnóstico, trabajando, como si nada ocurriera .¡Bravo por tu abogado! Se merece un gran aplauso.
Enhorabuena, mi voto, y un abrazo.
Muchas gracias por pasarte a leerme y por el voto.
Me uno a tu aplauso a todos los que luchan cada día por seguir adelante, a pesar de todo…
Un abrazo fuerte, Aurora.
excelente!!
Excelente tu forma de alegrarme el día con una sola palabra.
Muchas gracias, José Martín.
Un abrazo.