Nuevas competencias
laura pilato rodríguezLa gente se apiñaba delante de la oficina de recursos humanos.
Intenté entrar pero un hombre me increpó:
– «Póngase a la cola».
Era mi primer día de trabajo y no quería ponerme a sentenciar, pero aquellos exaltados con su glosario de proclamas, no me lo ponían fácil.
Como medida cautelar llamé a la calma.
-«Calma?, gritó una mujer. Yo tengo tres bocas que alimentar, que voy hacer si me despiden?
– Nadie habló de despidos.- Dije en tono conciliador.
– No sea ingenuo, para eso han contratado al nuevo abogado, para echarnos a la calle.
Me quedé helado, esa era mi labor, un despido masivo.
Entré en la oficina y al instante presenté mi dimisión.
Al salir, repartí tarjetas de visita entre el gentío allí reunido,y me fuí a mi casa,cual héroe victorioso, seguro de que como abogado laboralista no me iba a faltar trabajo.
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Laura, no sé si a tu protagonista le va a ir bien como abogado defendiendo a los despedidos, pero seguro que se siente mucho mejor como persona.
Buen relato. Suerte.
Besos.
¡Muchísimas gracias Pilar! Un besito.