Imagen de perfilENEMIGO PÚBLICO NÚMERO UNO

PILAR ALEJOS MARTINEZ 

Aquella noche, en la soledad de mi bufete, me quedé helado al proceder a la lectura del extenso glosario de cargos que pesaban sobre mi defendido, cuyo caso me había sido adjudicado por el turno de oficio. La parte contraria solicitaba que se tomaran algunas medidas de manera cautelar hasta que, una vez celebrado el juicio, se pudiese sentenciar al acusado.

Por más que busqué una buena estrategia de defensa que lo exonerase de los cargos, no pude encontrarla. Consulté con otros letrados, incluso, pedí consejo a mis profesores de la universidad sin obtener ningún resultado positivo.

Había transgredido en un momento tantas leyes que parecía el enemigo público número uno. Aunque todo lo hizo desinteresadamente y con la única intención de salvar la vida a aquellos refugiados que flotaban a la deriva, son malos tiempos para ser un héroe.

 

+22

 

Queremos saber tu opinión

12 comentarios