JUICIO PERDIDO
Ángel Montoro ValverdeComo una bombilla mal enroscada, crepitando para finalmente encenderse, o desconectarse del todo. No me explico por qué extraña conexión neuronal he pasado de citar el derecho consuetudinario a narrar el cuento de la desfavorecida Cenicienta. Me molestan las caras de extrañeza de los presentes al preguntarme la edad o el nombre de mi madre, así que les ignoro para perderme en ese brumoso infinito que va desde la montura de mis gafas hasta el micrófono de pie. Sigo sin entender por qué no estoy en estrados, sin nadie a quien representar o defender, por qué visto mi rebeca de lana y mis calcetines estampados de cactus en vez de la toga y por qué un compañero recita el doscientos del Código Civil. Balbuciente me acojo a mi derecho a no declarar antes de que Su Señoría me interrumpa para sentenciar la incapacidad de alguien que no recuerdo.
+32
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Buen relato. De esos que te tocan la fibra….
Me ha gustado mucho, mucho, mucho.
Inicio tu marcador con mi voto. Besos, Ángel.
Gracias Ana. Por tu mensaje me he enterado que me lo habían publicado.
Precioso relato, Ángel, enhorabuena y mi voto. Ojalá no nos veamos nunca en la tesitura de tu protagonista. Un abrazo
Gracias compañero. Ojalá.
Excelente relato, Ángel y excelente título. Ay, pobre… tu protagonista.
Te deseo mucha suerte y te dejo mi voto.
Besos apretados.
Gracias Pilar
Ángel, excelente y precioso relato desde el título hasta el final. Un título que lo rendondea y le da un total significado al acabar de leerlo. Sutilmente con precisas pinceladas nos haces ver que tu protagonista, a mi entender, ha caído bajo las redes del Alzheimer. Un relato que nos da un pellizco. Muy bueno.
Te deseo mucha suerte, la merece este relato.
Un abrazo y mi voto.
Efectivamente. Está inspirado en un compañero con Alzheimer. Gracias
Un relato genial pero qué tristeee por favor… (Que no nos veamos nunca así. :-( ) ¡Suerte!
Saludos
Eso espero y deseo. Gracias
Excelente microrrelato, Ángel. Como siempre vuelves a sorprender con tu narrativa ,en este caso, cargada de emoción y nostalgia. Mi voto para tu protagonista y mucha suerte.
Un saludo.
Gracias Luisa. Tendré que tomar un poco de ese cactus de la feclicidad.
Hola, Ángel.
Qué comienzo de historia tan brutal: «Como una bombilla mal enroscada, crepitando para finalmente encenderse, o desconectarse del todo».
Qué pedazo de título, jugando con la doble acepción de las palabras.
Un micro que merece cinco estrellas.
Felicidades, brindo por ti con una Mahou, y feliz verano.
Gracias maestra. Viniendo de tí, una palabra amable es un premio. La Mirinda está en la nevera, para cuando vengas.
Muy bueno e interesante. He mirado el 200 del código civil y creo que lo recordaré… de momento….Mi voto.
Espero que lo recuerdes por mucho tiempo. Y que no te lo apliquen nunca. Gracias por tu apoyo.
Tus historias son como un soplo de aire fresco, y no son necesarias más explicaciones ahora que estamos en verano, surfeando sobre una ola de calor.
Desde el título, pasando por esa bombilla mal enroscada del principio, el brumoso infinito y los calcetines estampados y terminando por un artículo del Código Civil que has conseguido que busque en Internet. (Al final aprendo algo y todo).
Imposible no emocionarse. Con la historia y al verte de nuevo por aquí.
Un abrazo, Amigo
Ja, ja. Te picó la curiosidad y te fuiste a buscar el artículo. Gracias por tus palabras de aliento. Como dices tú «mi ego no cabe en mi yo».
Un relato redondo. ¡Cómo escribes! He podido imaginarme la situación… Es conmovedor, brillante. Te deseo mucha suerte porque esta historia y tu espléndida forma de contarla lo merecen. Un saludo y mi voto.
Gracias Manuela. Me han gustado mucho tus palabras. Feliz verano.
Guauuuuuuu, qué manera de volver de la nevera, jaja, fresquito y bien despejado! Maravilloso micro, Ángel. Redondo y entrañable de principio a fin (incluido el título); de los mejores que te he leído, y ya es difícil que te superes. Suerte para ti y para tu protagonista. Mi voto y feliz veranooooooooo.
Gracias. Espero leerte en agosto, en cualquiera de tus versiones. Feliz agosto inhábil.
Gracias Eva. Sabes que agradezco mucho tus palabras de ánimo.
Creo que era San Agustín quien consideraba a la memoria una de las facultades más importantes del alma. Perder el juicio -y la memoria- es lo peor que le puede pasar a un letrado (bueno, y perder el Juicio Final), incluso acostumbrado a perder juicios. Además, recordar, en español, apela a retener algo en el corazón (cor, cordis), igual que aprender algo de memoria, en inglés y francés, es aprenderlo «por corazón».
Muy bueno, Ángel, maestro. Y triste.
Mucha suerte.
Un abrazo
Gracias Manuel. Eres un erudito. A ver si te leo en agosto., Felices vacaciones. Un abrazo cordial (de cor cordis).
Ángeeel!!! Reflejas a la perfección lo que siente el protagonista… el desasosiego, la desorientación…buena imagen la de la bombilla… eso debe sentir alguien que esté en esa situación, seguro!
Pfff… qué duro, pero qué buen relato!
Enhorabuena!!!
Te mando mi voto y un abrazo (de paso)
Marta
Y el título… chapeau!!!
Gracias Marta. Felices vacaciones