DISCORDIA
Ana Isabel Rodríguez VázquezPoco quedaba de la que había sido una pintoresca y acogedora casa familiar.
Un raído calcetín rojo junto a la chimenea, los escasos muebles del salón cubiertos de polvo, y un solitario cactus como único superviviente del abandono.
Pero ni aquel desangelado aspecto impedía a los dos hermanos reclamar el legado materno.
El mas desfavorecido por avatares de la vida, solicitaba el uso temporal de la vivienda hasta sanear su precaria economía. Mientras el otro pretendía obtener una jugosa rentabilidad alquilándola como vivienda turística.
Pero ni apelando al derecho consuetudinario, ni al sentido común, conseguí que acercaran posiciones; y mi asistencia legal resultaba, en este caso, totalmente inoportuna.
Pués, aunque como abogado, tenía claro a quien representar, como padre no podía decantarme por ninguno de mis hijos.
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Muy buena historia y bien contada, Ana. Ahí va mi voto para que se lo disputen los dos hermanos. Que gane el mejor, jaja. Besos.
No sé yo cómo van a terminar estos dos…. jejeje.
Muchas gracias por tu voto y tu comentario.
Un beso, Eva.
Ana Isabel, muy bueno tu relato, me ha encantado ese final sorprendente. Enhorabuena.
Te deseo mucha suerte y te dejo mi voto.
Un beso.
Muchas gracias, Javier. Un beso.
Ana Isabel, me ha encantado tu relato. Muy bien hiladas las palabras y ese sorprendente final.
Te deseo mucha suerte y te dejo mi voto.
Besos apretados.
Gracias por tu comentario y tu voto.
Un abrazo fuerte, Pilar.
Ayyy… difícil elección!!!
Lo mejor, el final… con sorpresita incluida!!!
Me dan pena el calcetín (rojo y raído) y el solitario cactus… parecen la metáfora de los hermanos!!!
Me ha gustado tu relato, Ana!
Te mando mi voto, un abrazo y mi deseo de suerteee!
Marta
Hola, Marta. Muchas gracias por tu voto y tus palabras. Un beso grande.
Sin lugar a dudas, la casa la destinaría a residencia veraniega de microrrelatistas. Gran relato. Enhorabuena. Mi voto y mucha suerte.
Una solución muy acertada!!!
Gracias por tu voto. Un abrazo.
Qué bien has resuelto el micro con ese final inesperado y genial.
Olé, tú!!!
Un abrazo inmenso.
Y suertísima.
Muchas gracias, Towanda. Intento aprender de las grandes como tú. Un beso enorme.
¡Tela marinera! Y no digo más, ¿para qué?, tú lo has contado muy bien.
Suerte.
Jejejeje. Me encanta tu espontaneidad, Margarita.
Muchas gracias y un abrazo enorme, guapa.
Me ha encantado Ana. El final sorprendente.
Aprovecho para felicitarte tocaya.
Ana María
Hola, Ana María. Me alegra que te guste.
Felicidades también para tí.
Un abrazo.