TESTIGO DE CARGO
Eva María Algar GarcíaSu corta vida dio un vuelco inesperado. Ya nada sería igual.
Se encontraba aturdido en lo alto de aquella vieja litera. Devastado. Intentando recordar cuántas cosas hizo mal para haber terminado de aquel modo. Había convertido el engaño y la violencia en un hábito, defraudando a su familia y a sí mismo, y ahora pagaría por ello. Todo lo que tenía había desaparecido como agua entre los dedos. Velozmente. Sin poder evitarlo.
La tenue luz que conseguía atravesar el cristal del ventanuco daba un brillo ebúrneo a su rostro, bañado en lágrimas. Le dolía asimilar que hoy no era su primer día de colegio, sino de internamiento. Pero lo que no podía soportar, lo que verdaderamente le supuso una tortura aquella interminable noche, no fue el recuerdo de la Jueza de Menores dictaminando su condena, sino el de oír a su propia madre declarar contra él.
Ya nada sería igual…
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EXTRAORDINARIO relato. En poquísimas palabras nos haces imaginar la primera noche de un chaval en el «reformatorio». ; en ese caer en la cuenta de que tienes todas las papeletas para ser un desgraciado o carne de presidio. Y muy bien contado como siempre.
Vaya, es verdad, nos hemos comentado al mismo tiempo. Te agradezco tus palabras, y en cuanto a tu relato de este mes, no sufras, está al nivel de siempre: entre el sobresaliente y la matrícula (el final lo bordas). Un abrazo.
Me encanta.
Muchas gracias Margarita, pero este mes me gusta más el tuyo. Suerte!
Eva… evocas de manera magistral la angustia por la que está pasando ese niño («corta vida») con cuatro datos totalmente reveladores.
Qué duro el final!!!
Eso sí… confieso que he tenido que buscar el significado de «ebúrneo»… glups! Cada día se aprende algo nuevo.
Enhorabuena, Eva!
Gran relato!
Un fuerte abrazo y un votito más!
Marta
Mil gracias, Marta. La verdad es que soy algo dramática, sí, pero solo cuando escribo, ¿eh? Abrazo grande.
Que duro debe ser eso. No quiero ni pensar en eso
Genial el micro. Enhorabuena
Muchas gracias, vecina! Espero leerte pronto. Saludos.
Me ha encantado el micro! explicas en pocas palabras lo que está ocurriendo, desgraciadamente, día tras día en el Juzgado de menores, pero desde el punto de vista de un chaval. Siempre parece que vemos el punto de vista del padre o la madre que ya no sabe qué hacer con el hijo, pero tu relato da que pensar al ponerse en la piel del niño. Mi enhorabuena y mi voto!
Muchísimas gracias, Susana. Es cierto lo que dices; los padres sufren lo indecible, pero creo para los menores pisar un Juzgado es aún más terrible. He defendido a muchos y realmente se asustan, lo cual les viene muy bien para no reincidir, jeje. Y desde luego una pena privativa de libertad para ellos es mucho más gravosa que para los adultos. Saludos y feliz verano.