JUICIOS DE VERANO
Ángel Montoro Valverde—Nada te pasará si confiesas.
—Eso nunca.
—Ya lo veremos —dijo el alguacil mientras volvía a sumergir la cabeza de la niña, que braceaba espasmódicamente buscando oxígeno.
—Vale, fui yo —tragó agua mientras se incriminaba, para regocijo del inquisidor que presenciaba el interrogatorio—. Pero… tengo derecho a la última palabra.
—Habla.
—Pido la nulidad. Obligarme a declarar mediando torturas y engaños es vulnerar mis garantías procesales.—Actuaba como quien remedase situaciones muy familiares, con la cantinela de recitar las tablas en el colegio—. Y subsidiariamente suplico la libre absolución por ausencia de dolo.
El alguacil, hermano mayor de la confesa me miraba entre pasmado y divertido.
—Así sea. ¡Absuelta! —sentenció el padre convertido en juez.
Desde la hamaca, relajada, visualizo a mi hija como digna heredera del despacho, mientras el mojado cuerpo del delito, un móvil chino de antepenúltima generación puesto a secar, agonizaba.
Nadie llama. Un gustazo.
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Mi voto de nuevo para ti. Voy a regalarte un bono y te los vas poniendo tú solo, que me voy de vacaciones pronto, jaja. Suerte!
Veo que mientras comentaba tu relato tú hacías lo mismo. Pero sinceramente, tu relato es bastante mejor que mi engendro de este mes. Gracias.
Oye, Ángel, ¿tú no serás abogado, verdad? Porque estoy llamando a uno muy bueno que me han recomendado, pero solo consigo que me respondan «glup, glup, glup». Y la cosa me urge: me han vendido unos «productos destilados tonificadores del ánimo» en mal estado y me estoy arrugando toda.
PD. De engendro, nada. Aunque bien es cierto que no siempre nos gusta lo que escribe la musa. Yo voto por que le levantes el arresto (la falda, no, que igual te llevas una sorpresa).
Gracias Marga. Mucha suerte con tu relato de este mes.
Hola, Ángel.
Ge-nial. Un microdiálogo que recrea una escena familiar con móvil ahogado incluido. Bueno, que no llevo sombrero, pero me lo quito y aplaudo desde mi silla de ordenador.
Muchísima suerte, aunque tengo mi corazón repartido este mes entre unos cuantos amigos con grandes historias.
Feliz verano y, como le dije a Marta, este mes -a ratos- os seguiré y aplaudiré desde el banquillo.
Abrazos y unos botellines de Mirinda con mucho hielo que creo que por Toledo también estáis fresquitos.
A veces los mejores jugadores, sin saber muy bien por qué, no salen al campo a disputar el partido. Este mes el banquillo está lleno de estrellas. Gracias amiga.
No solo el banquillo… Hay micros estupendos jugando en el campo.
Mil abrazos, gracias siempre, y suertísima, amigo microrrelatista.
Intriga, suspense, casi novela negra, narrativa didáctica, divertida e ingeniosa.
Creo que no se me olvida ningún adjetivo que, tras la primera lectura de tu relato, me han surgido.
Ah, sí, me falta: sorpresivo y sorprendente.
Un abrazooo, Ángel.
Contenta de volver por aquí y leerte.
Gracias amiga. Y contento yo también por leer tu estupendo y conmovedor relato.
Ángel, Ángel… nos estás engañando… nos presentas un texto que parece sacado del siglo XV, en plena Inquisición y resulta que es un cuentín veraniego que te pudo pasar anteayer… no mientas, ja, jaaaa!!!
No obstante, la historia funciona muy bien: diálogos que le dan ritmo, agilidad, cercanía; un sutil cambio de estilo: desde el comienzo, más formal, hasta llegar al coloquial con ese «gustazo» final. Redondo!!!
Me ha gustado mucho, sí señor!
Por ello, mi voto, su señoría!
Un abrazo
Marta
Gracias Marta. Como soy bastante discursivo, los diálogos me cuestan bastante. Me alegro de haberte engañado.
Jajaja,menudo gustazo estar ya de vacaciones. Con el móvil en la secadora son ya vacaciones suntuarias,jajaja
Muy entretenido y con gran dosis de suspense. Felicidades Ángel
Muchísima suerte!!!
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Gracias amiga. Veo que todavía te dura la resaca de la boda. A ver su vuelves pronto por aquí.
Ángel, pues tal vez sea esa la solución para pasar un verano y unas vacaciones tranquilas, lanzar el móvil y todos esos artilugios a la piscina.
Me ha gustado mucho tu relato, esa forma de plasmar como si fuese un juicio unas situación cotidiana de la vida. Muy bueno.
Un abrazo y mucha suerte.
Gracias Javier. Y cuidado con el chocolate.
Hola, Ángel.
Estupendo trampantojo el que desenvuelves. Parece que la peripecia va por un lado, pero, conforme se va estirando, todo casa como en una buena máquina calculadora. Los diálogos son estupendos y creo que es lo más difícil en literatura. Y el final es epatante. Un texto redondo que merece mi más muy mayor enhorabuena.
Un abrazo grande y feliz verano.
Gracias Eduardo. Una suerte que las cosas, a veces, no sean lo que parecen
¡Bravo por tu relato y bravo por esa saga de juristas que has engendrado!
Efectivamente mi casa está llena de juristas, porque están todo el día con los «tejuros»: te juro papá que yo no he sido. Te juro que no lo hago más, te juro que las apruebo en septiembre…
Gracias Eva.