La cita fuera de agenda.
Sandra Mañero Becerra · LebrijaÚltima guardia de julio, 38 grados en la tercera planta del Juzgado. Los funcionarios estaban tan callados al darme copia del atestado, que intuí que algo pasaba. Mi cliente un presunto maleante que había provocado un incumplimiento de la ley de seguridad vial, por sentarse en medio de la calzada encima de un taburete con un silbato para regular el tráfico. Cuando hablé con mi cliente comprendí el extraño silencio, era el novio de Su Señoría, que cansado de verla una vez al mes por el exceso de trabajo, decidió que hoy la vería, y que escucharía su dulce voz aunque fuese mientras le leía los derechos.
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Un estupendísimo relato, pero peligroso. Procuraré que no lo lean en mi enrorno… Lamento haber llegado tarde para votarlo. Suerte con el jurado.