Imagen de perfilJUSTINIANO BUTLER, ABOGADO

Manuel de la Peña Garrido 

Como muestra mi apellido, mis ancestros fueron exquisitos mayordomos. Un tatarabuelo, mayordomo mayor de la corte, llegó a sentarse junto al rey en taburete raso. Dicen que el asesino es siempre el criado principal. Absoluta falacia: mis antepasados, lejos de envenenar potentados, sirvieron fielmente a la Justicia además de a sus señores; resolvieron enigmas criminales y ayudaron a esposar a presuntos maleantes de toda laya. Quizá la genética explique mi conducta profesional. Trabajo en el despacho de un famoso abogado. Como mis familiares, defiendo la legalidad. A diferencia de ellos, no soluciono problemas domésticos de mi jefe, aunque le brinde ayudas más valiosas. Le regalo brillantes estrategias procesales, contundentes fundamentos jurídicos. Sin mí, él sería un mediocre picapleitos. Hoy tiene juicio. Demanda millonaria: incumplimiento doloso de contrato, acoso laboral, fraude a la Seguridad Social… A ver cómo se las apaña, solo, frente a mi reclamación. No aguanté sus injusticias.

 

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17 comentarios

  • Hola, Manuel.
    Qué personajes tan pintorescos los mayordomos… Al menos, el cine nos los ha presentado así durante décadas y a mí me resultan capaces de idear cualquier jugarreta. Bravo, por la elección del personaje.
    Me gusta Justiniano Butler. Al terminar de leer el micro esa es mi opinión. Muy fluido todo el texto y las palabras obligadas que aparecen con dulzura como si el texto las llamara.
    Enhorabuena, Manuel.
    Unos abrazos.

    Muchísima suerte y ¡venga esos votos para arriba!

     
    1. Muchas gracias, María.

      Pienso, Towanda, que podríamos identificar un subgénero literario integrado por obras sobre mayordomos. A mí me encanta el mayordomo que creó el gran Kazuo Ishiguro en «The Remains of the Day» (en español, lo tradujeron un tanto libremente por «Lo que queda del día», que resulta un poco ambiguo -algún día podemos debatir acerca de algunas desviadas traducciones de títulos de novelas, como «Cincuenta sombras de Grey» en vez de «Cincuenta tonos de Gris», o «El extranjero» en vez de «El extraño»-). Hay película, protagonizada por el genial Anthony Hopkins. También podemos destacar a Jeeves, el mayordomo de Woodehouse. O a Néstor, el del Capitán Haddock, en los tebeos de Tintín.

      Estamos esperando con enormes expectativas que nos sorprendas con tu micro de este mes.

      No te demores.

      Un fuerte abrazo.

       
        1. Vaya, María. Quizá Sherezade, esta vez, no ha dado la talla martatrutxueliana. Habrá que reprenderla seriamente. O quizá haya sido un despiste del selector.
          En todo caso, me alegro de que no decaigas, porque, sin ninguna duda, sigues siendo la gran campeona.
          Un fuerte abrazo, Towanda.

           
  • Hola, Manuel. Como dice Juan Manuel, hay una cierta semejanza entre Justiniano y Domi. Son dos micros diferentes, pero con ese común denominador. En cualquier caso, muy buenos ambos.
    A Justiniano lo veo con más tablas, puede que por aquello de ser nombre de emperador. Suerte, Manuel. Un abrazo.

     
    1. Gracias, María José.
      Le di vueltas al nombre. Manejé «Justo», «Justino» y hasta «Justin». Este último, unido a Butler, podría evocar al ídolo de adolescentes Justin Bieber; lo rechacé inmediatamente por esta connotación. Decidí que Justiniano tenía más empaque y era más propio de un descendiente de mayordomos ingleses.
      Un abrazo, y suerte también para ti.

       
  • Hola, Manuel.
    Pintoresco personaje este Justiniano, y tremendo por su nombre, el de uno de los mejores juristas de la historia, con su Codex iuris. Eres maestro, como Towanda, en urdir argumentos y desarrollarlos sosteniendo siempre la tensión narrativa en tan corto espacio. En la trama del micro actual, el final es de lo más sorprendente. E irónico. El mayordomo le ha ofrecido no solo ya estrategias procesales sino su propio caso contra ese tipejo tan injusto. Genial.
    Un abrazote y felices vacaciones estivales.

     
    1. Gracias por tus elogios, Eduardo, tocayo del Maestro de maestros, don Eduardo García de Enterría (algunos ignorantes no se dan cuenta de que si dicen «nación de naciones» es como si, en contra de sus antihistóricas intenciones, hablaran de la nación por antonomasia, como cuando se dice «Rey de reyes» o «amor de los amores»).
      Justiniano fue efectivamente uno de los personajes más relevantes de la Historia, el responsable de que no se perdiera la magistral obra de Roma, el Derecho romano. Pero, como dicen los franceses, «cherchez la femme!»; su figura está indisolublemente unida a la emperatriz y ex-prostituta Teodora. Por cierto, ambos no se andaban con chiquitas con sus enemigos.
      Suerte también para ti.
      Un abrazo.

       
  • Manuel, sólo te faltaba explorar el gremio de los mayordomos, tras haber pasado por tantos y tan variados protagonistas… y, como siempre, lo bordas!
    Y como es habitual, con un giro final sorpresivo… muy buena historia!
    Enhorabuena y mi voto, como siempre también!
    Un abrazo
    Marta

     
    1. Muchas gracias, Marta.
      La verdad es que, tras nueve años de concurso, cada vez quedan menos gremios por explorar. Quizá tengamos que empezar a emplear la combinatoria, como en Matemáticas, empezando por los «dobles grados» y las fusiones. Así que tú o yo tendremos que escribir un micro sobre un mayordomo bajito o un valet gigantón.
      Suerte con tu historia del pequeño gran hombre.
      Un abrazo.

       
    1. Por una vez, y sin que sirva de precedente, discrepo de vuestra merced, letrado Ángel. Más que la de un resentido, el autor pretendía esbozar la historia (porque las 150 palabras no dan para más) de un justo, o mejor de un justiciero (de ahí el nombre de pila del descendiente de mayordomos). Aunque, por otra parte, acabo de caer en la cuenta de que «resentimiento», en sus orígenes, y tanto en nuestro idioma como en inglés o en francés, no debía de ser sinónimo de «rencor», sino que expresaba que algo se sentía dos veces («re-sentimiento»), es decir, que había dejado huella en el sujeto pasivo de la sensación.
      Esta reflexión me lleva a tu micro de este mes: su lectura nos produce un sano resentimiento, porque nos toca en lo más profundo del alma.
      Suerte también para ti, compañero.