Víctima colateral

¡µNGEL MUí‘OZ TRAPERO · Ciudad Real 

Mis socios y yo aprovechamos los días de asueto que nos depara la Semana Santa para hacer limpieza e inventario en nuestro bufete. Nuestra buena disposición se vio interrumpida por la presencia (teníamos la puerta de entrada abierta y llegó sin hacer ruido, como una aparición que nos sobrecogió) de un hombre cincuentón, canoso y elegantemente desaliñado. Traía una carpeta de plástico transparente de la que sacó una cédula hipotecaria que quitaba el hipo: cuarenta años tenía por delante para pagar su piso. ¡Hacía falta humor para firmar esa deuda! Quería que le revisáramos el pago mensual a ver si obrábamos un milagro en la semana de pasión. Mis colegas y yo nos dirigimos una mirada cómplice, apiadándonos previamente del infortunado que fuese de nuevo una víctima colateral del ladrillo.

 

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