Ruinosa herencia

Marcos Dios Almeida · Vilaboa (Pontevedra) 

Examiné el inventario de los bienes de un pazo que amenazaba ruina. Nuestro cliente apenas disponía de la fotocopia de una antigua cédula testamentaria para defender su postura como legítimo heredero de aquellos bienes rodeados de robledales. Pero las disposiciones del documento resultaban confusas, y los sobrinos del difunto marqués pretendían lo que debía corresponder a su único nieto, el cual malvivía en una favela de Río de Janeiro. Semejante ladrillo de papeles me obligó a hacer horas extra en el bufete. Me lo tomé con humor. Yo debía pasarle una pensión a quien había sido la pasión de mi vida, cuidar de nuestra hija los fines de semana y ayudar a mis papás, cuyas respectivas pagas no les llegaban ni para comer. Mientras me ocupaba del castillete del hijodalgo en mi piso de alquiler medraban las goteras. ¡Maldito invierno!

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión