EXORBITANTES PRIVILEGIOS

JOS¡ ANTONIO FLORES VERA · GRANADA 

Sabía que ser abogado en aquellos tumultuosos tiempos era como digerir un cactus repleto de afiladas púas, pero era su profesión. La única que conocía desde que su padre, acaudalado artesano de la villa, se empeñara en derivar su futuro hacia la ley. Hubiera deseado guiar su carrera hacia la defensa de los desposeídos plebeyos, pero su padre no había gastado parte de su fortuna en su formación para eso, así que el progenitor, atento como estaba a los asuntos de palacio, utilizó la influencia que atesoraba como insigne miembro del «Colegium artesanal» para integrar a su vástago en el consejo de redacción de la nueva pragmática que el rey quería promulgar. Sin embargo su padre ignoraba lo que la ironía del destino le había reservado al tratarse de la norma que lapidaría los exorbitantes privilegios de los artesanos, cada vez más enfrentados con la rancia nobleza local.

 

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