¿Esto cómo funciona?

Ignacio Solsona Fernández-Pedrera · Castellón 

Sonriente, recordó su primera experiencia; una mera discusión por la custodia de los hijos que terminó en denuncia. Solicitaban las cautelares de alejamiento y prohibición de las comunicaciones. Su cliente prefirió comparecer con el joven e inexperto letrado, y con su palabra como única fianza para defender sus libertades constitucionales. Poco después, llegó un letrado de cincuenta y tantos, acompañado por un chiquillo -también recién colegiado- le estrechó la mano y le preguntó su edad, advirtiéndolo de las bondades de una dilatada experiencia. Frunciendo el ceño agradeció su opinión, pero sabía que la Justicia es ciega y no entiende de currículos. Interrogó cuando fue menester, y hábilmente, aprovechó la torpeza de la denunciante para evidenciar el odio hacía su cliente. El fiscal lo vio claro. Minutos después, cuando le entregaron la decisión judicial, su oponente se despidió amablemente mientras le felicitaba por su destreza. Denegatoria.

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión