El mester de abogacía
Cristina Maestre González · Cartaya (Huelva)Dejad que yo os lo relate y os dé mi humilde opinión Que no os importe que sea un simple y mero bufón Me contaron los chiquillos, los traviesos, los más pillos, la historia de Mario, caballero con carpeta y sin espada, que demostró que su honrado cliente tenía la fianza pagada. Cualquier desperfecto en la casa se cubría con ese dinero, cosa que parecía no entender el malvado del casero. Figuraba pues esta clausula en el contrato de alquiler, así que pagar los daños no era de su menester. Fue cuestión de poner a prueba su saber estar y su labia. “Despierta de una vez, Mario. Que parece que estás en Babia” No debería fantasear tantísimo a estas alturas Debería ponerse chaqueta y no ver una armadura. “Solo faltan cinco minutos, muchacho, te toca comparecer” Y allá va de nuevo el caballero Mario, a cumplir con su deber.