ALEGATO DEL ABOGADO DEFENSOR

JUANJO GUTI¡RREZ GUARDIOLA · Madrid 

A quién le importa, honorables miembros del jurado, que mi cliente sea un hombre cuyos dos pilares en la vida fueron la pasión y el humor; que empezó en el negocio del ladrillo para acabar con un inventario de sus bienes que hoy nos causaría sonrojo; que contrajo, como demuestra esta cédula, la obligación de hacer reír al público en todas y cada una de sus funciones, a pesar de saber que la trapecista y el domador de leones le chantajeaban con hacer pública su historia, a saber: la de un hombre hecho a sí mismo que, superando todos los obstáculos, se abrió paso entre la funambulista y el lanzador de cuchillos, ignoró al jefe de pista y rodeó a la taquillera, para acabar clavando (con suma pericia, eso sí) un cortaplumas en la yugular del joven chimpancé que, minutos antes, piropeó a su señora en forma de silbido.

 

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