Imagen de perfilApego hiperbólico

Daniel Aznar Alonso 

Acudió a mí. Quería poner una denuncia por robo. Un anillo de mucho valor. Era un tipo extraño. No me gusta censurar la forma de hablar de los demás, pero se expresaba incoherentemente, como en otro idioma. Su aspecto tampoco ayudaba a vislumbrar un nivel mínimo de normalidad.

Le pregunté por el ladrón. A quién teníamos que denunciar. Entonces se desquició, tirándose de los pelos.

-Es un ladrón. Frodo sucio ladrón. Mi tessssoro. ¡Quiere destruirlo!

Le pregunté si podía documentar su pertenencia. Una factura, un albarán o algo. No tenía nada, pero era mi cliente, y yo soy un abogado experimentado.

Pude abogar ante el juez pertenencia por apego hiperbólico, y demostrar así el posterior robo. El juez obligó a Frodo a devolver el anillo a mi cliente.

Después ya vino Saurón a imponernos la Noche Eterna por no haber destruido el anillo, pero eso ya es una historia diferente.

 

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