Perseguir un sueño
María Sergia Martín González- towandaLa mujer, que iba a mi lado en el furgón de refugiados, llevaba el rostro cubierto por un hiyab. Tras días, por campos tortuosos, perdimos de vista el mar y los humos de las aldeas. El conductor detuvo apresurado el vehículo y nos hizo bajar. El sol apuñalaba y el calor era asfixiante. «Madre, ¿y la frontera?», pregunté. «Tras la alambrada», respondió ella. La mujer que iba a mi lado tomó una piedra y la arrojó contra el vehículo que huía sumergiéndonos en una galaxia de polvo. Pude oler su impotencia y su rabia palideciéndole los labios. Nos dejó pocos días después. Cogió mis manos y, silenciosa, me confió su piedra. Esa noche tuve un sueño: era abogado y defendía a madre.
Parece que hiciera un siglo… Hoy, en mi despacho, la piedra permanece junto a mis libros de Derecho, sobre demandas, querellas y contenciosos. Cerca del retrato de madre.
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Hermoso micro, María Sergia.
Saludos
Hola, Carmen12.
Gracias, me alegro mucho de que te guste.
Un abrazo
Duro y tierno a la vez.
Real como la vida misma. Te deseo suerte.
Así es la vida: dura y amable.
Gracias por comentar.
Un abrazo
Es una forma, como cualquier otra, de no olvidar los orígenes, de mantener los pies sobre la tierra.
Estremecedor, María.
Gracías, Clara.
un abrazo.
Tejida como un viejo corto.
Saludos
Guau, genial, ¡gracias!
Precioso relato Towanda. Haces que todos podamos «oler su impotencia y su rabia» en esa nube de polvo que levanta el vehículo al irse.
Un beso.
Carme.
Hola, Carme.
Me alegra mucho tu comentario y si he conseguido que huelas eso… es un gran logro.
Besos, bonita.
Estoy con Carme, huelo la rabia. Felicidades por una historia que llega en esas cien palabras.
Hola, Mari Jose.
Lo mismo que le decía a Carme, me alegro mucho de ello.
Besos y gracias.
Precioso relato. Enhorabuena.
Hola, Anabella.
Muchísimas gracias por pararte a leer y muchas más por comentar.
Besos.
Me parece una historia real, cotidiana y demasiado habitual.
Saludo.
Gracias, Martín
jó, qué bonito!!
Hacen falta muchas piedras como esa para no olvidar de dónde venimos.
Enhorabuena.
Una esperanza que abre un camino mejor
Gracias, Puriomega, por detenerte a comentar.
Gracias, también a María y a todos los que os habéis acercado hasta aquí para dejar unas palabras.
Abrazos enormes.
No llegué a tiempo, pero es maravilloso.
Enhorabuena, me gusta y me produce rabia y alegría a la vez.