Unos lustrosos zapatos

María Victoria Gil Arregui · San Sebastián 

Estoy acabando la mudanza, ahora le toca el turno a los libracos, la pera lo que pesa este código penal, casi más que una condena, ay que me da en la cabeza, patapúm, vaya tortazo, pues si que es dura la ley, bueno se va a poner mi marido cuando lo vea desencuadernado, ¡ay Dios! Hay Dios, vaya vaya, Gerardo o sea que después de tanto negarlo, aquí tengo en mis manos la prueba irrefutable de unos soberbios cuernos, bonitas fotos, o sea que es cierto que me la pegas con la abogada especialista en pleitos contencioso-administrativos. Te vas a enterar, ¿Dónde esta el boli? ¿y los posit? tengo poco que decir: Te pillé, nos vemos en los tribunales. Un último vistacito ¿esta todo? pues no, ha quedado fuera el sweter amarillo limón del payaso de mi marido, ¡bah! me lo llevo, me vendrá muy bien para lustrarme los zapatos.

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión