El preciado objeto

Mayte Miralbés Badía · Lleida 

Aquella mañana, mientras sonaba en la radio la canción de Julieta Venegas «Yo te quiero con limón y sal», introducía en las cajas de cartón mis últimas pertenencias. Una nueva mudanza, otra más, que suponía emprender un nuevo reto, que me llevaría a una nueva ciudad, a familiarizarme con un nuevo Juzgado y que personalmente suponía mayor esfuerzo que la resolución brillante de cualquier expediente contencioso que pudiera encomendarme un afligido cliente. Introduje con mucho cuidado en una de las cajas el código de piel con las letras grabadas en pan de oro que mi padre me regaló cuando me licencié, y recordé con claridad sus palabras: «Para que te respeten, deberás mostrarte autoritaria y decidida». Nunca ha sabido que en todos mis destinos, el primer objeto personal que guardo en el cajón de mi depacho, es un querido payaso de peluche.

 

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