LA LEY DEL SILENCIO
Ana Isabel Rodríguez VázquezAsistía a una ponencia en el congreso de la abogacía, cuando recibí una llamada del colegio de mi hijo. La comunicación fue escueta: – Lamentamos informarle de un terrible accidente.
Nico llevaba meses comportándose de forma extraña. Estaba triste y se mostraba esquivo a mis preguntas. Buscaba excusas para no ir a clase, y cuando intentaba debatir sobre el tema, guardaba silencio.
Nunca sospeché que el perverso acuerdo de un grupo de chavales, sus amenazas y vejaciones, convertirían su vida en un infierno. Acosadores y testigos le empujaron a la desesperación.
Supe de sus miedos cuando leí la carta que dejó sobre el alféizar de la ventana.
Ahora soy una madre indignada. Una abogada que lucha para que esas «cosas de chiquillos» se consideren delito. Incluso me permito soñar que el caso de Nico cambie la ley y salve la vida de otros niños.
Para él ya es demasiado tarde.
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Triste relato
Muy triste, si. A veces, la inspiración llega desde la más cruda realidad, José Luis. Un abrazo fuerte.
Es lamentable, no tu relato, si no que esto que cuentas no sea ficción.
¡Suerte, Ana Isabel!
Ojalá fuese ficción. Pero, como bien dices, estos sucesos lamentables siguen ocurriendo.
Gracias por tu apoyo, Margarita. Un beso.
Muy buen relato. Aunque ojalá no tuviéramos que llegar a eses extremos te diré que es un tema que se habla poco, y han de hacerse públicas denuncias así, hablarlo sin tabúes y educar de otra manera, ya que por desgracia es la realidad de muchxs niñxs (y no tan niñxs…)
Tienes mi voto, Ana Isabel!
Esos*
Hay muchos temas de los que se debería hablar para buscar soluciones. Mirar hacia otro lado, o restar importancia a los problemas no ayuda a mejorar las cosas.
Muchas gracias. Un abrazo.
Bravo !!!
Muchas gracias.
Un saludo Alyne.
¿Cómo se sentirán los padres de los acosadores?
Si no le das de comer a un hijo vas a la carcel, ¿Y si no le das educación?
Interesante reflexión, Nerea. Supongo que los padres de los acosadores se sentirán un poco responsables del comportamiento de sus hijos.
El alimento y la educación son indispensables para el desarrollo de un niño. Pero alimentar implica menos esfuerzo que educar…
Gracias por pasarte a leer y comentar.
Un abrazo.
Durísimo microrrelato, Ana Isabel, pero, por desgracia, real.
Cuenta con mi voto.
Un abrazo.
Muchas gracias, Gabriel. Los sucesos que nos conmueven son, a veces, los que nos llevan a escribir historias tristes, como esta.
Un saludo.
Tachánnn… y aquí estoy el último día del mes para comentar. Sabes, compañera Ana Isabel, cómo tratar estos temas tan delicados y convertirlos en un ejemplo que cuenta la sinrazón de leyes que no se adaptan a los tiempos que corren, que no ponderan el castigo a conductas que merecen un reproche mayor que el que el legislador le confiere. Muy buen micro, me gusta ese estilo directo y sencillo. Que la suerte te acompañe… Un abrazo.
Muchas gracias por pasarte por aquí y dedicar tiempo a comentar mi micro. Eres muy generoso con tus palabras. Un abrazo, compañero.