SIN FINAL FELIZ
Eva María Cardona GuaschAquel Congreso de la Abogacía de 2019 supuso la transformación total en la profesión. Irreversible. Apabullante. Incontestable como la mayoría absoluta salida de unas urnas. Sin tiempo para análisis ni transición, proliferaron sofisticadas aplicaciones telemáticas, hoy únicos canales para comunicar con los abogados, para remitir y resolver consultas; plataformas garantes de la veracidad y la confidencialidad de los mensajes y de la leal competencia entre compañeros. Hasta los jueces sucumbieron al recurso de la inteligencia artificial para resolución de litigios. La imparcialidad de los logaritmos decide. Así de determinante resultó aquel encuentro.
Superamos el desafío digital y se acabó la cercanía con el cliente. No fue un final feliz, pienso con nostalgia mientras ofrezco asiento a un señor que insiste en entrevistarse conmigo, una petición inusual y superflua.
– ¿Qué puedo ofrecerle que no encuentre en la red?
– Confianza
Quizás ni siquiera fuera un final, después de todo.
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¡Cómo se añora la pura confianza! Aunque quizá algunos la empleen como la palabra libertad. “Confianza, cuántos crímenes se cometen en tu nombre”, parafraseando a Mme. Roland.
Confianza: la base de la relación cliente/abogado. “En el Abogado confiamos”, parafraseando el lema de los dólares (aunque algunos digan “In Gold (que no God) We Trust”.
Suerte, Eva María. Suerte, compañera.
Mi voto para tu microrrelato.