Gajes del oficio
Jorge Luis González CastroDel barco naufragado sobrevivimos quince personas en una isla desierta. Sin esperanzas de rescate afloraron las miserias humanas. Hubo banqueros atesorando pescado, periodistas falseando noticias y generales sin ejército. Incluso fue electo un presidente vitalicio con fraude en la urna. Yo planté mi despacho bajo un cocotero. Repartí consejos y frené pasiones. Desarrollé mi competencia mediando en los conflictos de aquella caricatura de sociedad. Me sentía útil hasta que una mañana descubrí que todos fueron rescatados sin avisarme. Me abandonaron. Tras varios años llegó un mensaje en una botella para comunicar el inicio de un expediente sancionador. Según el Ministerio de Hacienda no había declarado los rendimientos de una actividad profesional en la modalidad normal. La ley no establecía dentro de los servicios exentos de tributos, los de asesoramiento jurídico durante una catástrofe. Luego de un profundo análisis concluí que es muy peligroso ser abogado en un mundo de locos.
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Un relato muy original. Te envío mi voto. Un abrazo y mucha suerte, Jorge.
Muchas gracias Ana. Tu comentario encierra en pocas palabras cuatro grandes cosas: un halago, confianza por darme tu voto, un saludo y esperanzas en el futuro. Suerte y un abrazo para ti también.
Tras el naufragio en la isla desierta se convierte en una réplica de la realidad, donde abundan las traiciones y las injusticias.
Muy buen relato, Jorge. Te deseo muchísima suerte y te dejo mi voto.
Besos.
Muchas gracias. En el momento que redactaba el micro estaba saturado de trabajo y por ciertas injusticias. Un abrazo apretado par ti.
Hola, Cuba.
Es un poco como la serie Lost (o Perdidos para los que hablamos español/castellano).
Me gusta mucho el modo en que has sabido escoger el tema y encajar esas palabras obligadas.
Ya sabes, por el aprecio que te tengo, que te deseo la suerte suprema.
Un abrazo trans, como siempre.
Sí, Madrid. Me inspiré en Lost, tambien en un micro de un concurso de tu tierra que leí hace un tiempo. Me gustó Lost, al menos la serie inicial.Luego se complicó mucho y le perdí un poco de interés. Este mes también se presentó un micro parecido, muy bueno. Supongo que fue desarrollo paralelo. La palabra clave para mí fue mensaje. Muchas gracias, sabes que veo en tus palabras una especie de faro. Otro abrazo inmenso como el Atlántico.
Qué bien escribes. Tu micro tiene frases redondas que he vuelto a leer varias veces. Admiro tu estilo. Me gusta la historia y el protagonista me ha seducido.¡ Qué injustos han sido con él! Muchísima suerte y mi voto.
Dentro de poco, los padres, en vez de decir a los niños aquellos de «portaos bien, que os están viendo los Reyes Magos (o Santa, o San Nicolás)», proferirán esta amenaza cierta: «portaos bien, y declarad todos vuestros ingresos, que os están viendo los de Hacienda…».
Suerte, Jorge Luis.
Un abrazo desde España.
De acuerdo Manuel. En nuestra profesión manejamos palabras bien feas. Que nos causan escalofríos. Los ejemplos sobran, pero cuando escucho la palabra «impuesto o tributo» me erizo. «Las tasas o contribuciones» me suenan un poco mejor. Igual, tienen una carga que asusta. Para muchos y me incluyo, Hacienda es el Viejo del Saco. He tenido algún que otro caso de tributos por estos lares, son desgastantes. Tanto como subir el Everest sin equipo y sin sherpas.
Otro abrazo Manuel y cuídate del Viejo del Saco.