Imagen de perfilGenoma inhumano

Jerónimo Hernández de Castro 

Lo de su hijo era un buenismo ingenuo de personaje de “La casa de la pradera”. Él tuvo que solventar dificultades desde muy joven y la primera la de su propia economía. Pocos juristas amasan una fortuna tan inmensa en tan poco tiempo. Tenaz, expeditivo, un tiburón de cuello blanco con instinto destructor ¿Cómo podía haber engendrado un heredero así? Pura carne de colleja necesitada de un meneo constante para ponerse a funcionar.
Exhaustivas pruebas de paternidad le condujeron al divorcio y a confirmar sus temores. No había duda: era suyo. Entonces apareció su obsesión por financiar un proyecto para encontrar los genes del ADN de abogados como él, ausentes por completo en la herencia de su vástago, pero algo falló.
Una muestra del material genético hizo mutar el retrovirus que originó la pandemia: la enfermedad letal que destruye a quien la contrae y a todos los que tiene cerca.

 

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