Las consecuencias

Maravillas A. Carmona Abril · Murcia 

Salimos de excursión a eso de las seis de la mañana, todo en silencio, el plan estaba minuciosamente urdido, el juez me lo había dejado bien clarito para no dejar vestigio alguno, era un plan rocambolesco, sí. Mi compañero de excursiones se iba a acordar de haber tenido un vástago con mi mujer. Mis armas: una brújula manipulada, el vértigo que padecía el “Don Juan” de mi amigo y un accidental carámbano que iba a atravesarle el cráneo. Mis ahorros de diez años de trabajo que me iban a llevar de vacaciones a Hawaii con mi familia han tenido que ir rotundamente a parar al bolsillo del juez que va a realizar la maravillosa ficción jurídica de sobreseer por falta de pruebas mi segura imputación en la trágica muerte de mi amigo, estoy satisfecho. Él ha muerto, incluso ha sufrido un poco, ahora yo soy el padre del niño.

 

 

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