Imagen de perfilTOBI Y PACO

JUAN ANTONIO TRILLO LÓPEZ 

Realmente ya no me imagino mi vida sin Tobi. Es un pedazo de pan, dulce y cariñoso aunque a veces saca a relucir su lado más animal y hay que tenerle respeto. Últimamente lo noto demasiado excitado, tal vez esté en celo porque cuando salimos de paseo al parque, siempre me lleva a la carrera cerca de una perrita muy mona cuya dueña es una chica bastante guapa, por cierto.
Su insistencia ha dado fruto pues Tobi y su nueva amiga parece que van a empezar una relación en serio. Ella es también abogada como él, aunque trabaja en el sector público. Todavía resuena en mis orejas su risa cuando le comentó que se llamaba Tobi y yo Paco. Lo de Tobías era un legado familiar, pero ¿a quién se le ocurre ponerle Paco a un perro? Solo a un tío rarito que se llame Tobi, seguro.

 

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4 comentarios

  • En la vida todo es cuestión de puntos de vista. Es cierto que hay personas que tratan a sus mascotas como si fuesen personas, incluso les ponen nombres habituales entre los individuos de la especie humana, pero tampoco sabemos lo que pasa por la cabeza de estos animales tan inteligentes como fieles, quizá están más cerca de nosotros de lo que nos pensamos, de ahí que nos fascinen tanto. Para eso está la literatura, para imaginar y llenar con palabras y fantasía esas lagunas. Nadie ha demostrado que un perro pueda ser tan reflexivo como el de tu relato, pero tampoco que no lo sea.
    Un saludo y suerte, Juan Antonio

     
  • Unos nombres muy bien escogidos para crear sorpresa en un lector tan básico como yo, que nada más leer Tobi, creía que era el mono «Tobías»… Bueno, visto lo visto, me creo lo del perro llamado Paco… hasta yo mismo tengo un periquito al que llamé Hugo (ay, que me perdonen los Hugos del mundo)… Buen relato Juan Antonio. Creo que es justo darte un voto y mandarte un saludo.