Justicia poética
Marta Trutxuelo GarcíaEsperaba tiritando bajo la marquesina. El coche estropeado, mi nariz congestionada, el caso del juzgado, complicado. Aquella semana no podía empezar peor. ¿O sí? Un trueno y un relámpago acompañaron la llegada de aquella mujer. Con una dulce sonrisa me dijo que se alegraba de verme, mientras me abrazaba efusivamente. Yo intentaba zafarme de semejantes atenciones y con la providencial llegada del autobús, ella huyó a la carrera como un animal despavorido. Me senté y al revisar la hora comprobé que mi reloj había sido víctima del abrazo desmedido. Aflojé la corbata manoseada y suspiré aliviado: ahí estaba mi cadena de oro, legado de mi padre.
Un mensaje al móvil me anunció que debía teletrabajar; había varios casos de COVID en el bufete.
Mientras esperaba, tosiendo, el resultado de la prueba de antígenos, no pude evitar sonreír maliciosamente deseando que aquella mujer hubiera llevado consigo algo más que mi reloj.
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Excelente relato (como siempre). Mi voto
Gracias mil!!!!
Un abrazo
Marta
Con lo contagioso que es el bicho, lo pilló seguro.
Mucha suerte, Marta. Mi voto y un abrazo.
La que lo ha pillado he sido yo, por jugar con los cuentos… y mi padre, por contagiarle y hacerle protagonista de mis cuentos (aunque a él si le robaron la medalla, me cagüeeeen…).
Justicia poética con karma incluido, je, je… no volveré a hacer de pitonisa porque me sale fataaaaal!!!
Abrazos con síntomas decreciendo por días!!!
Marta
Y gracias!!!
¡Bien Marta! Viva el Karma. Estupendo relato. Un abrazo (nada desmedido).
Gracias, Ángeeel!!!
Aquí seguimos, de penitencia antes de los días penintentes por excelencia… a ver si adelanto mi deuda y puedo disfrutar un poco de las vacatas.
Te deseo lo mismo, compañerooo!
Abrazos norteños!
Marta
Hola, Marta.
Buen final, sí señor,
Seguro que esa persona tan «cariñosa» se habrá llevado algo más que un reloj.
¡Un buen relato, Marta!
Felicidades.
Un abrazooo
Te estoy viendo en la marquesina, de tan bien retratada como estás, y también me he quedado con la cara de la ladrona, a la que ya pillaremos. Mientras tanto, teletrabaja o no, pero no dejes de sonreír. Un relato bueno, buenísimo y requetebuenísimo. Muxus, Marta.
Esa ladronaaaa… yo quisiera creer que fue ella la que contagió a mi sr padre, que tengo un cargo de concienciaaaa… en fin… parece que todo va bien y nos estamos deshaciendo del bicho… así sea… ameeeén!!!
Disfruta de las merecidas vacatas en tierras allende Jaén y recuerdos a tu santa y a tu santo can.
Muxutxuus
Marta
Es triste que la Justicia sea tan prosaica, que en los juzgados corran malos tiempos para la lírica. Por fortuna, la justicia con minúscula sí puede ser poética en casos tan personales como el de tu micro.
Mucha y buena suerte, Marta.
Un abrazo.
Como decía mi madre, el que no se conforma es porque no quiere. También, que la vida le da a cada uno lo suyo.
Un caso típico de ir por lana y salir trasquilado.
Ingenioso, actual y bien contado, Marta.
Un abrazo
Sorprendido… No se me ocurría nada mejor que tener el Covid para responder a cualquier agresión externa. Me ha desarmado hasta el final… Felicidades Marta, mi voto y un saludo para ti.
Buen relato, Marta. Te envío mi voto y mucha suerte. Un saludo!
Muy bueno, Marta. Mira que está dando juego el dichoso bichito… al menos, esta vez es para provocar una sonrisa en el lector, que siempre se agradece.
Besos y mi voto.
Hola. A partir de este mes voy a votar solamente tres Microrrelatos en cada convocatoria. Si de verdad queremos que el voto de los lectores no responda a favores devueltos y amistades legítimas, creo que esta iniciativa mía que ahora comparto podría ser un buen termómetro para premiar la calidad de los participantes. Tú texto es uno de los elegidos.