Shakespeare forever
Jorge Luis González Castro«No les asiste el derecho, el suicidio excluye el seguro de vida», sentencié mirando a los clientes que desbordaban mi despacho. Sus rostros sufrieron una transformación ante el desencanto. Sin embargo insistieron en la demanda y acepté el desafío. Un mes atrás, el suicidio de Romeo y Julieta enlutó la ciudad. Desde tiempos inmemoriales sus familias, Montescos y Capuletos, se consideraban enemigos acérrimos, ahora por arte de magia se unían contra la aseguradora. Vivir para ver. El borrador de la demanda me resultaba artificial comparado con la pureza de los jóvenes fallecidos. Así que enfilé los cañones hacia el tercero que suministró la engañosa pócima: Fray Lorenzo. Con lástima lo culpé de ser la causa eficiente de la muerte. Espero que si alguien escribe la tragedia de Romeo y Julieta no aparezca mi nombre y ciertos detalles del proceso. Es demasiado bella para empañarla con escándalos y subterfugios legales.
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¡Qué original!
Muchas gracias, saludos desde Cuba.
Mi voto para el desdichado amor de Romeo y Julieta. Un relato muy curioso. Mucha suerte, Jorge Luis. Saludos.
Hola, Cuba.
Si te digo que el micro me encanta me quedo corta, cortísima. Has sabido llevar las palabras al escenario de Capuletos y Montescos y lo has bordado.
Mi más sincera enhorabuena, campeón.
Un abrazo y suertísima.
La historia es verídica. Muchas aseguradoras son italianas. Felicidades, Jorge Luis, por tan original y literario micro.
Mucha suerte.
Muchas gracias Manuel por su comentario, viniendo de usted vale doble. Saludos desde el otra lado del Atlántico.