Imagen de perfilCon la venia, Don Miguel

Jorge Luis González Castro · Las Tunas, Cuba 

Yo, como Juez Correccional pensaba que lo había visto todo. Cierta vez juzgaba a un joven que llenaba las paredes del pueblo con poemas a su amada. Su abogado era desconocido en mi tribunal; delgado y de rostro aguileño. La toga raída anunciaba su caminar por medio mundo, venía acompañado por un asistente legal barrigón. De oratoria elegante, logró con su informe un ambiente de intimidad en los asistentes al juicio. Su tesis: la defensa a ultranza de la poesía; invocó como doctrina a Bécquer y a John Lennon. Tenía decidido castigar al vándalo pero, conmovido, le absolví. Condenarlo hubiera sido una traición a mi juventud donde casi abandono la universidad para escribir poesía. Deslumbrado por su defensa reviso su personería en el expediente: “Ante Usted, Don Quijote de la Mancha del ilustrísimo Colegio de Abogados de las Nobles Causas (…)”

 

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