Imagen de perfilEL DESPIDO

MARCOS LÓPEZ CARRERO 

Me quito las gafas lentamente y levanto la mirada de los papeles. Ahí está aquel hombre, sentado al otro lado de la mesa, expectante. Se dedica a construir viviendas, o mejor dicho, se dedicaba, pues su jefe lo despidió de malos modos hace unas semanas tras herirse accidentalmente mientras cargaba unos materiales. ¿Cómo lo ve?, me pregunta en tono neutro. Miro por el amplio ventanal de mi despacho antes de contestar; el centro urbano bulle de actividad a esta hora de la mañana. No quiero defraudarlo, parece un buen hombre, resiliente, que ha tenido que adaptarse a las dificultades de la vida, pero el derecho laboral no es mi especialidad. Le sugiero que demande a la empresa y le recomiendo a una compañera. Protesta. Me quiere a mí. Soy abogado penalista, me excuso. Lo sé, dice, y añade: ¿y si le dijese que ayer apuñalé al hombre que me despidió?

 

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