Palabra de Mantis
Rocío Romero Peinado · Santurtzi (Vizcaya)Estoy segura, querida, yo ya era juez cuando nací. Tenía tanto poder de sentencia en la punta de mis pequeños dedos como una mantis en sus patas raptoras. Para cuando hice del arbitraje mi carrera, ya había decidido sobre los machos de mi vida unas cuantas veces. Había impuesto una perpetua a un antiguo novio al que pillé besando a una amiguita en el viejo café de la estación. Aún se niega a salir de casa tres años después de que se colgaran aquellos vídeos en Facebook. Y, naturalmente, metí entre rejas a aquel profesor en prácticas, el mismo que no quiso besarme en los lavabos pero olvidó por allí su ADN. Muy conveniente. Nunca debió explicarme el concepto de querella. Ya que insistes, antes hubo otros, y siempre llegan sustitutos. Mientras entre todos me pagan la nómina, yo me sirvo sus cabezas para cenar.