Notificación de desamor

Javier Serra Vallespir 

Pudiera parecer que los abogados, que a veces damos la impresión de vivir sumergidos en un océano de leyes milimétricas, de comunicarnos por medio de una jerga críptica y de tener como segunda residencia la antesala de cualquier inhóspito juzgado de instrucción, no albergamos sentimiento humano alguno. Y no es así. Fíjense, por ejemplo, en esta carta de amor (de desamor, en verdad) hallada en el bufete de un eminente jurisconsulto recientemente fallecido cuya identidad, por supuesto, no vamos a revelar: “Querida abogada: me entristece profundamente notificarle que mi alma se ha visto en la obligación de presentar una querella contra usted sobre la cual no admitiré jamás arbitraje alguno por haber escrito mi nombre en su larga nómina de corazones rotos y haberme utilizado como una simple estación de paso en su carrera hacia la madurez profesional. Desesperadamente suyo, X.”

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión