Magia en sala

Candelaria Estevez Sánchez de Rojas · Madrid 

¡Por lo expuesto, pido la libre absolución! En ese preciso instante me desperté. Allí estaba yo, con la toga puesta; un moderno micrófono a la altura de la boca; enfrente, el Ministerio Fiscal; a mi derecha, el Tribunal formado por tres magistrados. Estaba claro que todos habíamos acudido al señalamiento. Todos mostrábamos aturdimiento. Algo había pasado. Como un resorte miré a la pecera, ese pequeño cubo donde los imputados miran expectantes el desarrollo de su juicio. Allí no había nadie. Luca había desaparecido. Inmediatamente, se armó un gran revuelo, las alarmas empezaron a sonar por todo el edificio, se decretó su busca y captura, y la prensa, presente en el juicio, se dirigió a mí con numerosas preguntas mientras salían del estado de shock. No pude evitar esbozar una pequeña sonrisa al pensar que mi cliente no me mintió cuando me aseguró que le llamaban el “gran mago de Europa”.

 

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