Ilusión y Justicia

Esperanza Temprano Posada · Madrid 

Siempre quise ser mago, pero mi padre me lo impidió porque decía no ser digno oficio para gentes de bien. Me hice abogado por imperativo familiar y una vez superado el miedo escénico de las primeras intervenciones en el estrado,empecé a descubrir que la magia estaba en todas partes, también en la justicia. Desde sacarme una prueba de la manga hasta convertir una condena en absolución, practiqué todo tipo de trucos. Aprovechaba cualquier señalamiento para mostrar mis dotes de ilusionista convirtiendo mi toga en una caja de sorpresas. De ella logré sacar, en una ocasión, hasta un cubo con el que obsequié a su Señoría, que dudaba entre aplaudirme o echarme de la Sala. Mi fama de Letrado llegó a todos los rincones de Europa y decidí abrir una Escuela donde enseño mi mejor truco: crear la ilusión de que la justicia funciona.

 

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