De la chistera del mago

Carmen Sempere Medina · Córdoba 

Antonia lo había dejado en mitad del pasillo, así que cuando abrí el sobre y leí la notificación del próximo señalamiento no pude resistirme a patear el cubo cual Eric Cantona enfurecido, derramando el agua de fregar por el suelo. Ya era mala suerte que el día del Juicio fuera el mismo en que se iba a jugar la final de la Copa de Europa. Un amigo consiguió en el último momento tres entradas a precio de oro, y el azar quería ahora arrebatarme la oportunidad, condenándome a quedarme en tierra.
La absolución me llegó al día siguiente, de forma milagrosa, cual conejillo sacado de la chistera del mago: al parecer un error de agenda cometido por el funcionario de turno, motivó el aplazamiento de la vista al siguiente miércoles. Esa fue la versión oficial, al menos. El rumor confirmado: Su Señoría nos acompañaba a la final.

 

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