TEMPUS FUGIT
Margarita del BrezoSon relojes antiguos, Señoría, entiéndalo. Que se atrasan en las horas punta, pues claro, por el esfuerzo de la escalada, pero luego recuperan los minutos perdidos al dar las horas valle. No los culpe. Si pudiera detenerse unos segundos para empatizar con ellos se daría cuenta de su sufrimiento ahora que internet marca el tempo de nuestras vidas; no es fácil aguantar este ritmo frenético, agotador e impredecible con la única ayuda de sus manecillas. Necesitan tiempo para adaptarse.
Ante esta impecable metáfora, nadie esperaba el fallo desestimatorio del juez, todavía imberbe y algo desgarbado, que con sus ágiles dedos lo anotaba todo en una tablet de última generación.
El abogado mira con lástima a su abuelo. Tendrá que seguir acompañándole a sacar dinero del cajero para evitar que el banco le cobre una comisión abusiva cada vez que lo hace en ventanilla.
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Maravilloso micro. LA metáfora del abogado valdría para quitar cualquier comisión. Enhorabuena.
Nos meteremos unas cuantas metáforas en los bolsillos para ver si admiten el pago.
¡Gracias, Juan Manuel!
Qué buena metáfora, Margarita. Ya sabemos que esos relojes ya no sirven para medir el tiempo, son “solo” joyas. Qué triste todo. Mi padre, 94, me dice: “soy un analfabeto tecnológico”. Y eso que su tableta, como la de tu juez, es su más preciado juguete.
Suerte. Un abrazo.
Qué alegría tener una «joya» de padre y poder compartir tantas horas con él. ¡Y hasta una tableta!
Gracias a ellos tenemos historia. Y tiempo. Deberíamos recordarlo.
Un abrazo.
Al igual que Manuel, yo me encuentro en la misma circunstancia, pues la que me trajo a este mundo cumplirá este año 88 y su mente ya no le permite ni apretar los botones del mando a distancia de la tele, mucho menos los de un cajero o un móvil de última generación y para ella una tablet es una madera para cortar cebollas, en francés.
La introducción de tu relato sobre el esfuerzo que hacen los relojes para subir sus manecillas hasta las 12 me ha encantado.
Suerte y un abrazo desde el cajero de la cuenta de mi madre.
Una buena utilidad la que le da tu madre a la tablet. Con lo que han luchado (y soportado)… Ellos son nuestra memoria y no deberíamos olvidarlo. Ojalá os quede mucho tiempo juntos para disfrutar y darle cuerda al reloj.
Gracias por comentar, Guillermo.
Un abrazo
Hola, Margarita.
Sencillamente, genial.
La metáfora es hermosa, aunque la realidad que estamos viviendo con los bancos y las comisiones es lamentabilísima.
Un abrazo enorme y suerte con esta historia tan de actualidad y que nos duele, en mayor o menor medida, a todos.
No solo de metáforas vive el hombre, o algo así era, ¿no?
Ayudaremos a poner en marcha todos los relojes que hagan falta para que no se les acabe el tiempo.
Muchas gracias y un abrazo grande.
¡Un voto para los abuelos luchadores, para los nietos que les ayudan y para la que lo cuenta de maravilla!
Me uno a tu campaña. Voy a buscar un porrón de votos más, que a lo tonto a lo tonto son muchos los que hacen falta.
Relojes antiguos y viejos… Poco más que añadir, Margarita. Perfecto. Me sumo al resto de comentarios. Una maravilla. Un abrazo
Después de recibir palabras de un campeón como tú, tengo cuerda para rato.
Un abrazo, Nicolás, y mil gracias.
Como siempre viniendo de tí, Chapó
Anda que no me queda que aprender para no perder tu estela.
Preciosa, la metáfora, una pena que el juez no haya sabido leer entre líneas. Menos mal que el abuelo no está solo, y no solamente para ir al banco. Genial Margarita, como siempre.
Sería bueno que nadie estuviera solo, pero porque quiere, no por obligación. Creo que a veces vamos tan rápido que no nos damos cuenta de los que se quedan atrás. Por suerte parece que ya se están tomando medidas.
Muchas gracias, Ana María.
Muy bien Margarita, muy bien por la metáfora y por poner el dedo en la llaga con el tema de los bancos y los abusos a nuestros mayores. Creo que tu relato merece subir al pódium, cuenta un voto más y mucha suerte. Saludos.
Ojalá la llaga cierre sin dejar cicatriz. Parece que los bancos ya se están moviendo.
Muchas gracias, José Manuel.
Un saludo
No hace mucho tuve que acompañar a mi padre al banco y hacer cola con él a las ocho de la mañana… Un frío que pelaba… Una realidad vergonzosa… Me siento identificado, Margarita, enhorabuena por tu micro. Un saludo.
Si no fuese por el frío vergonzoso y la realidad que pela las entrañas, te diría que tu comentario es casi un microrrelato.
Muchas gracias, Francisco Javier. Confío en que no haya más colas.
Un saludo