Imagen de perfilEl límite de la paciencia

Anselmo Carrasco Merlo 

Empatizar con el acusado. El relato del señor Cosme me sobrecogió. Era cliente de toda la vida de aquel banco que ahora soliviantaba su orgullo. Mi patrocinado no tiene internet para operar con sus cuentas, ni falta que le hace. Le cobran comisión por unos servicios que no tiene. En la oficina bancaria le obligan a retirar dinero con una tarjeta que no sabe utilizar. Ni le ayudan ni quieren. Del valle de la calma pasó al pico de la desesperación. Todos los días acudía para sacar dinero, el dinero que tanto trabajo le costó ahorrar, sin conseguir su objetivo.
La noticia del día: «Guardia civil jubilado atraca una sucursal a punta de pistola». Pero no era la realidad. Mi defendido solo quería extraer cien euros de la cuenta para sus gastos habituales. El auto desestimatorio denegó mi solicitud para aplicar de eximente de trastorno mental transitorio. Continuaría en prisión.

 

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