Imagen de perfilCINCO MUJERES

Teresa Gª Giner 

Cuatro mujeres de negro permanecían en la sala de velatorio de D. Ilustre Puchades, abogado en ejercicio de la ciudad de Malvive, especialista en litigar asuntos indefendibles. La madre, la hermana, la esposa y su hija. El rostro de todas ellas reflejaba la fatiga de la jornada y el llanto por la pérdida sufrida.

La única fortuna que el insigne abogado les había dejado eran un montón de deudas y, eso sí, su amor incondicional, que tenía más valor para ellas que cualquier otro tesoro, y que las mantuvo siempre unidas, a pesar de tener que soportar las adversidades que a menudo causaban las excentricidades legales de D. Ilustre, el “Quijote” de la Justicia, obcecado defensor de causas pérdidas.

Cuando Dulce, la coqueta secretaria, entro a darles el pésame, las cuatro mujeres sintieron al unísono una punzada de tristeza, e inmediatamente entendieron que también deberían repartir su herencia con ella.

 

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